A todos nos gusta viajar, es algo necesario, tenemos ADN de nómadas y aún no podemos deshacernos de él, emprender el viaje, conocer nuevos lugares, expandir la mente a través de las vivencias que obtenemos de esta práctica es algo que nadie debería perderse.
Viajar solos es una grata experiencia, nos conocemos más a fondo y puede ayudarnos a resolver problemas propios, un viaje abre la mente y nos despeja de dudas, muchas veces agarramos la mochila y dejamos todo atrás para encontrar nuevos rumbos, simplemente vamos a la central más cercana, compramos un boleto y rodamos al destino que elegimos.
Pero en ocasiones los viajes no son meramente de ocio, muchas veces viajamos en un grupo para vivir una excursión en plan de estudio o trabajo. Pero antes de seguir, deja te cuento una experiencia…
Recuerdo años atrás cuando la renta de camionetas sprinter era un lujo que no estaba a mi alcance, y al llegar al punto de encuentro con las personas con las que emprendería la aventura, me encontraba con la sorpresa de tener frente a mí un gran autobús de pasajeros, viejo y fuera de forma.
El subir era lo más aterrador, las fundas de los asientos ya tenían un gruesa capa de grasa y suciedad, en el ambiente flotaba un aroma extraño, entre desodorante ambiental de cartón (esos que cuelgan en el espejo retrovisor) y cuerpos acumulados y cansados, el aroma y la presencia de decenas de personas que viajaron a bordo de esa unidad antes que el nuevo grupo que comenzábamos un viaje.
Cada quien tomó el lugar de su preferencia y se encontraron con la sorpresa de que los cinturones de seguridad estaban flojos y muchos habían sido ya removidos, quedando solo el broche viejo y casi oxidado. Los asientos ya no se reclinaban y ni pensar en el portaequipaje, que era más que nada una red elástica que pendía de dos tornillos, las maletas se mecían encima de nuestras cabezas, todos nos agachábamos al pasar un bache, pues la maleta rebotaba en la cabeza de los pasajeros.
Al fondo había un ventilador que servía para refrescar pobremente al conductor, que después de varias horas de camino ya estaba más que bañado en sudor, muchas de las ventanas estaban trabadas (eso explicaba el porqué de ese penetrante aroma).
La unidad carecía de aire acondicionado y viajábamos hacia una zona tropical, en el fondo había también un viejo televisor que transmitía un viejo programa familiar, era una copia mal hecha en VHS, así que con cada bache o piedra en el camino, la imagen se perdía en interferencia hasta que alguien la recuperaba con un leve golpe.
Cuando al fin llegamos (afortunadamente a salvo pese a las condiciones de la unidad) nos sentíamos tan cansados que no pudimos disfrutar del primer día de estancia, el hambre y el entumecimiento de las piernas por el poco espacio existente entre los asientos solo nos hacía pensar en jamás regresar en un servicio de transporte así, lamentablemente ya estaba pagado el regreso.
Seguramente todos hemos tenido algún episodio similar en nuestras vidas, en algún viaje con la familia, en un tour contratado o en el trabajo. Lo barato sale caro, generalmente se cree que contratar una flota de camionetas sprinter o una sola será más costoso que acudir a estas empresas de camiones o autobuses para pasajeros. Esto es un error, los servicios cada vez son más accesibles y nada se compara con la comodidad de viajar en una camioneta sprinter de calidad.
Si tu empresa organiza un viaje para capacitación o llevas a tus empleados a una conferencia o simposio, la renta de uno de estos servicios te será de gran ayuda, cada camioneta cuenta con aire acondicionado, asientos cómodos y todas las medidas de seguridad que se requieren para que un viaje además de relajante sea seguro.
Un viaje ameno, en donde puedas dormir o platicar y admirar el paisaje sin molestias por malos olores, poco espacio y la evidente inseguridad de una unidad vieja, asegurará que llegues más fresco y listo para trabajar. Este tipo de servicios es muy solicitado en tours de eventos musicales, el staff trabaja muy duro antes de un concierto y muchas veces se tiene que mover al interior de la república para poder trabajar y dar un espectáculo, un viaje tranquilo y placentero asegurará que lleguen contentos a trabajar y más descansados.
Subirse a una camioneta amplia, en donde puedas tener más espacio y te sientas fresco, vale cada centavo de la renta, sobre todo si el viaje suma varios kilómetros. En ocasiones los viajes pueden durar más de cinco horas, esto es un desgaste que aunque no se siente en el momento del viaje, si afectará al llegar al destino.
Las condiciones de este servicio también son benéficas para el chofer, pues tendrá al igual que el resto de los pasajeros aire acondicionado y clima para que las condiciones climáticas externas no mermen su desempeño al momento de conducir, esto es de vital importancia, pues en sus manos está la vida de quince pasajeros.
Un viaje en camionetas sprinter será recordado con gusto y buscaremos repetirlo en lo posible, nadie quiere recordar entre sus vacaciones o viajes de trabajo el terrible camino sufrido en un viejo autobús de turismo. En Manzahnos viajes, sabemos lo importante de un buen camino, tenemos las mejores flotas de camionetas sprinter manejadas por choferes conscientes y profesionales, ellos saben que tienes familia que te espera en casa y que en sus manos está tu seguridad.
Todas nuestras unidades están en perfectas condiciones, cada una ha pasado por mantenimiento y chequeo antes de cada viaje para que puedas disfrutar de este y llegar con bien a tu destino. Rentar un servicio con nosotros es adquirir la seguridad de un buen camino al destino que tú elijas.
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